lunes, 14 de noviembre de 2011

jueves, 10 de noviembre de 2011

Entrevista: Fernando Manso

Fernando Manso es un fotógrafo español que ha fotografiado la ciudad de Madrid de una forma que nadie está acostumbrada a ver.



Fernando Manso, galardonado en 2009 con el Premio Nacional de las Artes en Gastronomía y una exitosa carrera a sus espaldas, ha conseguido dar el do de pecho con este libro, en el que comenzó a trabajar en 2008. Tras un largo periodo de documentación para localizar espacios adecuados, las últimas fotos las hizo en febrero de este año. Y es que, según cuenta el autor en una entrevista concedida a 8madrid sur TV, “buscaba retratar un Madrid distinto, son fotos en las que no hay sol, sino una luz suave y matizada”, algunas de ellas hechas después de muchos días de buscar la imagen que deseaba, como le ocurrió con el Palacio de Cristal del Retiro. Varios amaneceres vio Manso hasta que encontró la luz que le gustaba para hacer clic con su máquina.
El libro está prologado por la escritora Ángeles Caso y en él encontramos imágenes de lugares conocidos de Madrid como la Gran Vía, el monumento homenaje a las víctimas del 11 M, el Museo del Prado. Cosmocaixa o el Castillo de Manzanares, entre otros, además de bellas instantáneas de lugares naturales de la región, como la Pedriza, Cercedilla o Somosierra.

viernes, 4 de noviembre de 2011

La mirada del fotógrafo III: La regla de los tercios y la sección áurea


En lo que a fotografía se refiere seguro que todos hemos oído alguna vez algo relacionado con la regla de los tercios, pues es algo que suele mencionarse bastante.

Pero, ¿qué es? ¿en qué consiste realmente? ¿cómo aplicarlo? A continuación daremos respuesta a estas preguntas, pero además también hablaremos de la sección áurea, que es posible que te suene menos pero que está muy relacionada con la regla de los tercios.

¿Qué es? 

Podemos decir que la regla de los tercios es una de las reglas más sencillas de fotografía y que, por ello, es de las primeras que se aprende. 

Dicha regla trata de hacer una aproximación de la proporción áurea (de ahí su relación) que intenta distribuir el espacio dentro de la imagen dotando así de mayor atracción al centro de interés.

¿En qué consiste realmente?

Como su nombre indica, consiste en dividir la imagen en tres tercios horizontales y verticales, dando como resultado cuatro puntos de intersección.

Según la regla en esos cuatro puntos de intersección estará situado el centro de interés potencial, alejando este del centro de la fotografía.





¿Cómo aplicar esta regla?

Aplicado en fotografía, cuando solo hay un centro de interés, es muy fácil de aplicar. Si, por ejemplo, tenemos el retrato de una persona que mira hacia la izquierda, situaremos a esta persona en el punto de intersección superior derecho, dejando así aire suficiente a la izquierda para la mirada y, a la vez, haciendo la imagen más atractiva que si hubiera estado en el centro.

Pero puede darse el caso de que tengamos dos centros de interés en lugar de uno. ¿Qué se haría entonces?
La solución no es excesivamente difícil. Buscaríamos, de nuevo, situar los dos puntos de interés en los puntos de intersección, tratando de ponerlos opuestos diagonalmente. ¿No lo entiendes? Imagina que estás retratando a un padre y su hijo. Al padre lo colocas en el punto de intersección superior izquierdo. Esto significa que el punto diagonalmente opuesto será el inferior derecho, que es donde situaremos al hijo.
Como puedes ver, no es una regla muy complicada de aplicar y que, por lo general, dará un toque de calidad a nuestras imágenes. Sino acabas de verlo así te animo a fotografiar varias cosas (personas, paisajes, etc...) y hagas la misma fotografía con el punto de interés en el centro y luego en un tercio, notarás la diferencia. Recuerda que practicando se graba mejor.

¿Cuando hay que aplicar esta regla?

La teoría dice que siempre que se pueda se ha de aplicar, ya que como he dicho, da ese plus de calidad a nuestras imágenes además de hacerlas más atractivas a la vista.

Pero todos sabemos que una cosa es teoría y otra distinta la práctica. Por lo que realmente no estamos obligados siempre a usar esta sencilla regla.

En mi humilde opinión, dependerá del resultado que busquemos y de las circunstancias. Es posible que un centro de interés nos interese más dejarlo centrado que un tercio o que no tengamos el suficiente espacio para descentrar dicho punto fuerte de la imagen.

Ufff... esto está bien, pero se me hace difícil imaginar las líneas en mis imágenes.

No te preocupes en exceso, al principio puede parecer un poco sencillo, pero a poco que entrenemos un poco el ojo será fácil de “ver” a la hora de tomar las fotografías.

En algunas cámaras, especialmente las DSLR, si trasteas por los menús (o acudes a ese extraño libro que nadie mira llamado Manual de instrucciones) es posible que encuentres una opción para activar una retícula, que no es otra cosa que las líneas divisorias de los tercios. Eso sí, solo lo verás en el modo de visión en directo.

Mi recomendación es que te familiarices con los cuatro puntos fuertes y aprendas a situarlos en el rectángulo de tus imágenes para no depender de ello.

La sección áurea, ¿por qué tiene que interesarme?

La sección áurea nos permite establecer una asimetría donde las partes de la imagen comparte el sentido común, por eso es interesante y de ahí que la regla de los tercios derive de esta sección áurea.
Por lo general se ha usado en geometría, pero se ha trasladado al arte del dibujo y la fotografía.

De hecho fue inventada por los griegos y se la denomina la “división armoniosa” mejor conocida. Está basada en pura geometría. Los fotógrafos generalmente no tienen la necesidad o la oportunidad de construirla, ya que para ello se necesitan cálculos matemáticos complejos y tiempo.
Su importancia reside en el hecho de que todas las áreas están íntegramente relacionadas.





¿Hay más reglas de este tipo?

Por supuesto que sí, mencionaré una más, una que nos ha llegado del renacimiento: La serie Fibonacci.
Consiste en una secuencia de números donde cada uno es la suma de los dos anteriores (1, 2, 3, 5, 8, 13...) El encuadre se subdivide de acuerdo con las proporciones de sus propios lados. De hecho existe una amplia variedad de subdivisiones que obedecen a un cierto principio interno y todas ellas tienen el potencial de crear imágenes interesantes.

Soy fotógrafo ¿realmente necesito saber todo esto?

Es cierto que estas reglas son geniales para el pintor, pero ¿y para un fotógrafo?

La fotografía suele exigir inmediatez, por lo que ponerse a calcular espacios, proporciones, etc, no parece ir de la mano de la mencionada inmediatez. 

Pero sí se puede hacer algo. Buscar fotografías en las que se apliquen estas reglas y entrenar nuestro ojo para que, cuando hagamos una fotografía, podamos “reconocer” estas proporciones que dotan nuestras imágenes de un mayor interés.

Está claro que no es producto de una tarde estudiando a lo loco, sino de tiempo.

De todos modos, para hacer buenas fotografías, no es necesario del todo aplicar ni saber estas reglas, pero toda ayuda viene siempre bien, ¿no?

Mi recomendación es que te familiarices cuanto antes con la regla de los tercios y no la olvides nunca. En cuanto a las otras si aprendes a aplicarlas, mejor que mejor. Y si te cuesta mucho, no te vuelvas loco. La teoría y la práctica pueden parecer iguales, pero entre ambas suele haber más diferencias que parecidos.


Nos vemos en el próximo fascículo.

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