lunes, 31 de octubre de 2011

La mirada del fotógrafo II: Composición y reglas útiles


Una de las primeras cosas que aprende un fotógrafo novato, además de controlar la cámara, es a componer.

Este es un aspecto muy importante, pues si no se compone bien podemos arruinar una fotografía por impactante que sea.

Pero, ¿en qué consiste la composición en la fotografía?

Dicho a groso modo es colocar el sujeto o sujetos a fotografiar en la fotografía. Pero no es tan sencillo, ese es un primer paso. Hay más cosas a tener en cuenta. Además de organizar los sujetos en la fotografía, también hay que hacerlo con sentido, con armonía y equilibrio.

Algo que nos ayudará a hacerlo es tener en cuenta los siguientes puntos:

Identificar el centro de interés

Esto nos ayudará a tener una idea de la que partir. A partir de ese centro de interés, o sujeto principal, compondremos el resto de la fotografía. Esta es la regla más importante, ya que si no sabemos qué vamos a fotografiar, no haremos ninguna fotografía.


Rellenar el encuadre

Esto no significa que tengamos que cargar nuestra imagen con todos los detalles posibles, en fotografía generalmente menos es más.

Rellenar el encuadre significa hacer que el centro de atención de la imagen ocupe la mayor parte del encuadre. Imagina, por ejemplo, un paisaje y en dicho paisaje un puntito que apenas ocupa el 10% de la imagen. Obviamente el centro de atención es el paisaje, no la persona que queríamos fotografiar. Ahora bien, si esa misma fotografía la hacemos, pero de modo que la persona ocupe 2/3 de la imagen, haremos que nuestro sujeto sea el motivo principal y, a la vez, explique que está en un lugar con un bello paisaje.





Haz buen uso de las línea visuales

Las lineas en fotografía pueden ser un gran aliado si sabemos ponerlas de nuestra parte, ya que nos sirven para, entre otras cosas, dirigir la mirada de quien visualiza la fotografía.

Es importante tener esto en cuenta ya que si nuestro sujeto está a la derecha de la imagen y hay unas líneas que van hacia la izquierda, lo que haremos será decirle a la mirada que se aleje del sujeto principal. En cambio, si las líneas van hacia la derecha, impulsarán a mirar hacia el sujeto.





La importancia de la dirección

La regla es la siguiente: “Si hay algo en la fotografía que parezca estar en movimiento, tiene una dirección en la que se mueve”. Esto es algo muy obvio pero de inicio puede parecer difícil de llevar a la fotografía. 

¿Cómo hacerlo? En jerga fotográfica lo llamamos “dejar aire”. Esto significa dejar espacio en la dirección en la que se mueve el sujeto. Si fotografiamos un coche que entra por la izquierda hacia la derecha, deberemos dejar un espacio vacío en la derecha, dando a entender que el coche va hacia allí. Esto no solo dotará de realismo a nuestra imagen sino que dará más información al cerebro de las circunstancias de la escena.





Repite, repite y repite elementos, el efecto “Pattern”

De entrada quiero dejar claro que no estoy diciendo que tengamos que repetir un mismo motivo hasta la saciedad en nuestras imágenes, ni tampoco que lo hagas siempre. Esta regla funciona bien en algunas circunstancias, por lo que es importante estar atento a cuando puede usarse. Además hay que tener en cuenta que no tiene porqué rellenar todo el encuadre.

La repetición de algunos elementos en nuestras fotografías pueden aportar factores psicológicos como el sentido de la unión o el compañerismo.

Por ejemplo, a veces será bueno fotografiar un gato y, en otras circunstancias, fotografiar tres gatos jugando en la misma escena. 





El número mágico: 3

En fotografía existe un número especial, denominado el número mágico. Este número es el 3. 
¿En qué se aplica? En fotografías en que se repitan los motivos. Por ejemplo, si fotografiamos un balcón con macetas, es mejor que hayan tres a que hayan diez. ¿Por qué? Por que diez saturan la imagen de información y al final la fotografía puede perder sentido. En cambio con tres se da una información suficiente y que es agradable al cerebro cuando lee la fotografía.

Un artículo que leí hace tiempo decía: “Un solo elemento transmite soledad. Dos elementos quedan demasiado perfectos y equilibran en exceso la imagen. Cuatro son demasiados para organizarlos...” Por eso tres es un buen número que, además, suele ser muy atractivo para las personas en fotografía.





Ten en cuenta el lenguaje de los colores

Los colores nos hablan, aunque en un lenguaje algo especial, el de los sentimientos y las sensaciones.
Los colores se agrupan en dos grupos, los cálidos y los fríos (Ejemplo de cálidos: Rojo y Amarillo. Ejemplo de fríos: Verde y Azul).

Cuando tomamos una fotografía tenemos que tener en cuenta los colores que entrarán en el encuadre, ya que estos van a afectar psicológicamete al observador. Por ello tal vez queramos expresar una sensación, como la soledad, y un color cálido, como el amarillo de un día soleado no causará el mismo efecto que una luz azulada y fría que transmita esa sensación de soledad con más fuerza.

Otro tema importante a tener en cuenta con los colores es el contraste de estos. Esto es la diferencia de luminosidad entre las partes más claras y más oscuras de nuestra fotografía.

También podríamos mencionar el blanco y negro, pero eso lo haremos en otro capítulo.






“El vacío” o espacio negativo

Esta regla está opuesta a otra que vimos antes, la de rellenar el encuadre. A diferencia de la otra, esta sí busca que nuestro sujeto principal no ocupe todo, sino que ocupe una pequeña parte.

Ahora bien, el resto del espacio no ha de contener demasiada información, por lo que generalmente se suele rellenar con fondos de color uniforme o negros y blancos.

Se usa para transmitir sensaciones de soledad, calma, aislamiento... Pero, por lo general, usaremos otras composiciones para transmitir estas sensaciones, por lo que no lo usaremos demasiado.




Aprende a buscar la S

Las curvas en fotografía, especialmente las que tienen forma de S, son un elemento muy recurrente. Sirven para transmitir movimiento, dirigir la mirada o expresar sensualidad, según el elemento principal.
Por ejemplo, tenemos las curvas de una persona o las curvas de un camino.





No te olvides del 3D

Aunque las fotografías se tomen en 2D, tienen que tener cierta tridimensionalidad. Esto se logra al poner el sujeto principal en un plano distinto del fondo, así conseguimos una profundidad de campo que dote de esa tridimensionalidad nuestra imagen y no sea plana.

¿Qué hay que tener en cuenta? Primero que el fondo y el primer plano no se contradigan ni obstaculicen. Esto se ve muy claro en la fotografía macro, en la que en un primer plano se puede situar una mariposa y el fondo ser una mancha uniforme de color verde. De este modo el fondo no distrae la atención de la mariposa.

Para aplicar esta regla tenemos que aprender a hacer buen uso de la PDC o profundidad de campo, la cual variaremos con la apertura de diafragma.





Colocar el horizonte correctamente

En fotografía el horizonte no tiene porqué ser solo la línea que separa la tierra del cielo. Puede ser cualquier línea que separe dos cosas de forma contrastada. Por ejemplo una línea que separe dos colores en una pared, o la línea que separa un muro del fondo. 

Pero lo que hay que tener en cuenta es que no debemos colocar esta línea del horizonte, o divisoria, en el centro de la imagen. Si lo que fotografiamos es una puesta de sol sobre el mar, sería conveniente que la puesta de sol (el cielo) ocupe 2/3 de la imagen y el tercio inferior sea ocupado por el mar. 

¿Por qué? Porque si lo situamos en el centro estaremos dando una sensación de excesivo equilibrio que dotará de monotonía a nuestra imagen y que tampoco dejará entender bien cual es el sujeto principal.
 En el caso de la puesta de sol que hemos mencionado, si esta ocupa 2/3 estaremos diciendo que ese es el sujeto principal, pero al añadir el mar en el otro tercio, incluimos en la descripción que es una puesta de sol sobre el mar, dando así más detalles que harán que nuestra fotografía cobre más sentido. Lo mismo ocurre en otras circunstancias.





¿Falta alguna?

Aunque parezcan muchas no son fáciles de aplicar una vez las tienes un poco en cuenta, las aplicaremos por inercia. Y de hecho estar reglas son generales, cada tipo de fotografía tiene también sus propias reglas. Pero dentro de este grupo general hay otra regla que, normalmente, tenemos que entrenar un poco más y que es importante: “La regla de los tercios”.

Pero dado que este artículo ya está siendo un poco largo, las veremos en la próxima entrega.

Eso sí, como conclusión me gustaría recordar que las reglas están para romperse. Las usaremos en la mayoría de nuestras fotografías, pero en otras el no aplicarlas puede dar otro significado muy atractivo. Con el tiempo y la práctica descubriremos cuando usarlas y cuando romperlas.

La mirada del fotógrafo I ¿Qué es? y ¿Por que es importante?

Este artículo es el primero de una serie de artículos relacionados con un tema en común, “la mirada del fotógrafo”.

 La idea es recopilar algunos conceptos y consejos útiles, especialmente para los más nuevos en la fotografía, de modo que puedan adquirir esta habilidad, por llamarla de alguna manera.

 Pero, ¿Qué es mirar como un fotógrafo?

Realmente la respuesta puede ser muy amplia y verse modificada por quien la responda. Sin embargo, se puede decir que es aprender a ver como ve la cámara, pero sin mirar por ella. Es decir, ver con nuestros ojos lo que veríamos con la cámara.

Quizás lo más sencillo para muchos, al empezar, sea empezar a ver las cosas como si tuvieran un rectángulo delimitador e incluso empezar a aplicar la regla de los tercios.

Pero ver con la mirada del fotógrafo va más allá. Significa fijarse en los colores, ver en blanco y negro, aprender a leer los distintos tipos de luces e incluso a posibles retoques futuros en post producción.

Un ejercicio muy interesante consiste en usar una lente fija o prime de longitud focal normal, es decir, entorno a los 50mm. Cada ojo humano tiene una visión que equivale a 48mm. De ahí que una lente tipo 50mm sea tan útil, ya que se asemeja mucho a la visión humana.

Si nos acostumbramos a ver nuestro mundo con esta focal a la larga nos daremos cuenta de que nuestra vista se ha acostumbrado a esa longitud focal y que aún sin la cámara podemos ver igual que con ella. 

Esto no se logra en un día, está claro. Pero es un buen paso para empezar, aunque no es el más importante ni es indispensable.

Ahora bien, ¿por qué es importante aprender esta habilidad?

Por que nos hará más rápidos y precisos. Nos ayudará a encontrar imágenes potenciales y también nos facilitará mucho trabajo.

En lugar de necesitar 30 segundos o un minuto para tomar una imagen, podremos hacerlo en unos segundos. E incluso podremos ajustar nuestra cámara con unos determinados valores que sean los que necesite la escena que tenemos delante sin ni siquiera comprobar si son correctos, pues al haber aprendido a leer los factores determinantes (tipo de iluminación, cantidad de desenfoque que se busca, etc...) podremos saber que valores necesitaremos.

Claro que esto último suena al sueño de todo fotógrafo, pero no es tan sencillo. Esta última habilidad no es nada fácil de lograr. Requiere mucha práctica. En mi caso, hace ya 2 años que empecé a tomarme esto en serio y ahora soy capaz de ajustar los valores de mi cámara de forma aproximada, pero aún tengo mucho camino que recorrer.

Es cierto que no es indispensable saber hacer esto pero, ¿no es cierto que se nos puede presentar una imagen por sorpresa y tener solo unos pocos segundos para tomarla? En ese caso, si no tenemos la cámara configurada, será útil poder hacerlo de forma instantánea para no perder el momento clave.

Para hacer esto también es importante otro factor: Conocer nuestra cámara. De manera que aún sin mirarla demasiado sepamos ajustar el ISO, la velocidad y el diafragma.

Un ejercicio para aprender a saber que valores usar sin mirar la cámara, puede ser el siguiente. Cuando vayas por algún sitio con tu cámara, toma una fotografía, aunque sea algo sin sentido, pero hazla bien expuesta. Ahora fíjate en sus valores y luego mira el entorno. Fíjate en la luz que hay y luego vuelve a mirar esos valores. Haz esto en días soleados, nublados, al atardecer, amanecer, en sombras, zonas iluminadas...

Luego, podrás hacerlo a la inversa. Fíjate en el entorno de lo que vas a fotografiar y piensa mentalmente qué valores usarías. Ahora configura la cámara a esos valores y toma la fotografía. Tal vez te aproximes o estés muy lejos, no importa. Sigue intentándolo. Si la exposición que has logrado no es correcta, haz la foto correcta y compara tus valores con los de la cámara.

Al cabo de un tiempo practicando así mejorarás esta habilidad. Al menos a mi me está funcionado y se que a otros también.

Es posible que haya otras maneras, pero como esta es la que conozco, es la que os comparto. Y esto es todo por hoy. En el próximo artículo hablaré de la composición y algunas reglas que es útil seguir. 

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jueves, 27 de octubre de 2011

¿Qué compro?

Con frecuencia veo mensajes en los foros de personas que preguntan qué comprar ya sea en cámaras, objetivos, filtros, etc.

De igual modo algunas personas me hacen esta pregunta cada cierto tiempo. Y veo que muchas veces la respuesta suele ser tirar al equipo más caro, refiriéndose a aquella frase de “burra grande ande o no ande”. Es decir, más vale que sobre que no que falte. Pero esto no tiene porque ser así.

Me explico. En mi caso no hago fotografías de aves ni animales salvajes, por lo que no necesito un teleobjetivo. Sin embargo, ¿porqué no comprar un 70-300mm? Total, si no necesito los 300mm, siempre los tendré ahí. Pero resulta que si yo voy a usar esas distancias tan largas dos veces en mi vida, es una inversión infructífera y, por otro lado, estoy pagando por ello. ¿No es mejor comprar un 85mm prime si es la longitud focal que más uso?

 En mi caso soy un amante del 50mm. Veo en el mercado el Canon 50mm f1.8 (que ya tengo) que logra capturar muy bien las fotografías. Pero, por lo general, muchas personas recomiendan comprar el f1.4, que sale por un ojo de la cara y el 1.2 ya sale por todos los órganos vitales del cuerpo. La cosa es que dicen que el f1.8 es muy plasticoso, autofocus lento, ruidoso.. Y no digo que no sea así, pero... Yo no necesito un autofocus USM de última generación, no voy a dedicarme a hacer fotografías en sitios que necesite silencio (en cuyo caso siempre puedo tirar de manual), si tengo cuidado no tiene porque romperse el objetivo por muy plasticoso que sea.

 ¿A donde quiero ir a parar? A que yo compré lo que necesitaba y algo que estaba por encima de mis opciones. Tengo un amigo bastante caprichoso que compró la mejor EVIL de su día y ahora su hermano ha comprado el modelo superior, con un objetivo 500mm. Claro, él no será menos, y se ha comprado un 500mm. Lo mejor de todo es que este amigo no necesita una longitud focal más allá de 35mm, pues viendo sus fotografías están entre el 14mm y los 35mm. Como él mismo me dijo una vez, no quería un tele porque son grandes, pesados y no tiene ninguna necesidad de hacer fotografías a larga distancia, solo quiere un objetivo para viajes ocasionales y fotos de familia. ¿No es mejor invertir ese dinero en comprar un objetivo prime? ¿En iluminación? ¿En pagar la hipoteca? Bueno, ahí no me meto... Muchas veces nos cegamos viendo las características y nos quedamos tan embobados que abrimos la billetera y sacamos la visa cueste lo que cueste y este no es siempre el mejor camino.

 Personalmente recomiendo que cada uno compre “solo” lo que se adapte a uno mismo. Se ahorrará dinero, normalmente, y tendrá un equipo acorde a lo que busca. No digo que comprar más de lo que necesitas está mal. Y si te lo puedes permitir genial. Pero vivimos una crisis mundial de la que nadie sabe salir y nunca está de más asegurarnos de que lo que compramos es lo que necesitamos.

 El amigo de antes compró un filtro CPL de 90€. El mío costo 20€ si mal no recuerdo. Hay filtros que cuestan hasta 150€. Y por lo que he leído y oído la mejora de calidad en realidad no es tanta como para merecer esa inversión.

 Así que, tal y como hice el otro día, vuelvo a citar a Manuel Fuentes “No hay cámaras mejores que otras; pero sí hay cámaras que se adaptan mejoras a nuestras necesidades que otras”.

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lunes, 24 de octubre de 2011

La farsa de los megapíxeles


Es común que, al ir a comprar una cámara fotográfica, entre sus características aparezca en grande y color llamativo la cantidad de megapíxeles que tiene dicha cámara. Si se pregunta a un comercial, por lo general te dirá que la que tiene más megapíxeles es mejor que la que tiene menos, aunque esto puede ser falso.

Y si preguntamos por la calle qué es lo que más miran a la hora de comprar una cámara, te dirán que son los megapíxeles, como demuestra la encuesta que hice hace unos meses en mi blog.


Ahora bien, ¿por qué digo que esto es una farsa?

Porque en realidad, más megapíxeles no significan mejores fotografías. Las buenas fotografías las hacen los buenos fotógrafos o un golpe de suerte.

En realidad, más megapíxeles lo que hacen es el efecto contrario, empeorar nuestras fotografías.
Para entenderlo mejor, es importante entender cómo funcionan los sensores de las cámaras. Lo resumiré bastante:

Los sensores se dividen en cuadraditos denominados píxeles. Cada millón de estos cuadraditos forman un megapíxel. Cada cuadradito recoge información lumínica de un color del espectro RGB. Así, tenemos cuadraditos que recogen información de azules, otros de rojo y otros de verde.

Ahora, imaginemos una cubitera de hielo que tiene un tamaño fijo y se divide en 20 cuadraditos. Al ser tan grandes podemos llenar cada cuadradito de un liquido distinto sin afectar a otros. Sin embargo, si en ese mismo espacio tenemos 200 cuadraditos, es prácticamente imposible llenar los 200 cuadraditos con diferentes líquidos y no afectar a sus cuadraditos adyacentes.

Lo mismo pasa en los sensores. Estos tienen un tamaño fijo, determinado por el tamaño de la cámara. Así tenemos, por ejemplo, tamaño pequeño en móviles, un poco más grande en cámaras, los APS-C y los full frame o formato completo.

Si el sensor de una compacta, que es relativamente pequeño, tiene más megapíxeles de los apropiados, acabará teniendo peores fotografías. Lo mismo ocurre en los otros casos.

Pero, ¿de qué modo afecta esto a mis fotografías?

En pérdida de calidad debido a menor nitidez y mayor ruido.

Si te fijas, Nikon en sus cámaras de sensor completo suele poner sensores con 12mp, por lo que se puede llegar a usar ISO´s muy altas, como ISO 6400 sin perder detalle ni generar apenas nada de ruido. En cambio, en un sensor APS-C con ese mismo ISO el ruido sería insoportable a la vista y no hablemos ya de la calidad final.

Entonces, ¿qué megapíxeles debo comprar?

Bueno, en realidad no debes comprar mp, sino una cámara. Sin embargo, sí es importante fijarse en los megapíxeles. 

Lo que en realidad nos van a decir los mp que tiene la cámara, es el tamaño máximo de impresión de nuestras imágenes sin interpolar. Así, en una cámara de 21mp podremos tener imágenes de 47 x 30cm sin interpolar.

Pero hay que fijarse en que la gran mayoría de usuarios ya ni siquiera imprime sus fotografías, y quienes lo hacen no suelen hacerlo en tamaños más allá del 10 x 15 o 13 x 18cm.

Distinto es que te dediques profesionalmente a la fotografía publicitaria, en cuyo caso sí necesitarás muchos megapíxeles ya que tus fotografías acabarán, seguramente, en vallas publicitarias gigantes. Pero ese es ya otro mundo que no entra en el del aficionado, que somos nosotros.

Por lo tanto, de esto deducimos que a la hora de comprar nos fijaremos en comprar una cámara que se adapte a nuestras necesidades. Nadie compra un Lamborgini para sacarlo dos veces al año y conducir a 20km/h.

De igual modo, ¿por qué comprar una cámara que tenga más de lo que necesitamos? Al final lo que haremos será desaprovecharlo y encima tener peor calidad en nuestras imágenes. Sí, es cierto que mejor que sobre que no que falte, pero con cierto límite. No es lo mismo necesitar, por ejemplo, 3mp y que te compres una de 5 que necesitar 3 y comprar una de 20.

Así, la próxima vez que en tu cesta de la compra quieras incluir una cámara, no te dejes engañar por los megapíxles ni la opinión general. Que no te sienta mal si te preguntan los megapíxeles de tu cámara y son menos que el de otro, porque seguramente tus imágenes tendrán más calidad que las suyas. Y además, seguro que la tuya ha sido más barata..

Como conclusión, os dejo una frase que me gusta mucho que escuché a Manuel Fuentes, de Lensbokeh: “No hay cámaras mejores que otras; pero sí hay cámaras que se adaptan mejoras a nuestras necesidades que otras”.




Daniel Sebastián

jueves, 13 de octubre de 2011

Documental: "Disparando elefantes", por Roberto Arce

Roberto Arce es un fotoperiodista, un héroe.

Durante 21 días sobrevivió a un asedio en la franja de Gaza ejerciendo su trabajo. El documental que sigue muestra cómo es este trabajo.

Adjunto la información que el mismo Roberto Arce escribió para este documental:

(Para seguir leyendo hacer click en el texto debajo de este)

Photoshop Image Deblurring sneak

Adobe lo ha vuelto a hacer, otra vez nos abre la boca y nos da igual si entran moscas.

El siguiente paso en Adobe Photoshop es "Image Deblurring Sneak" (desconozco la traducción que se le dará en la versión española).

¿Y esto para qué sirve?

¿Tienes una foto movida? Pues para eso te sirve, para que ya no esté movida.

Mira el vídeo de demostración y alucina, especialmente a partir del min 1:15.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Nueva encuesta

Ya tenemos nueva encuesta en el blog.

Todos los lectores estáis invitados a participar en ella y dejar vuestros comentarios al respecto.

Gracias por vuestra colaboración


Como siempre, podréis ver la encuesta en la barra que hay a la derecha del blog.

Sesión de autorretratos

Tras algún tiempo sin probar a salir en las fotografías, por fin me he animado a ello de nuevo.

Pero con una gran novedad, al menos para mi, en esta ocasión.

He dejado de usar el paraguas translúcido para usar el reflectante, ya que ni siquiera le había dado la oportunidad. Si os fijáis en las gafas, se ve bien su reflejo en ellas. Podría haberlo quitado, pero me encanta.

A continuación os dejo algunas fotografías de la sesión y un vídeo de como retoque una de ellas, por si os interesa conocer mi flujo de trabajo habitual.

Los datos EXIF del flash no los recuerdo bien (perdón, no apunté), pero si no me equivoco era Zoom 24mm y potencia sobre 1/8 o 1/16. El flash estaba colocado en trípode con sombrilla reflectora a un metro más o menos del sujeto y la cámara sobre una superficie plana (por que no tenía el trípode) a unos 2.5m del sujeto.

EXIF de la cámara:
v: 1/125
f: 5.6
ISO: 100
Focal: 50mm
Lente: Canon 50mm f1.8







Y edición especial con desenfoque del fondo:



Vídeo con edición de una de las fotografías.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Filtros densidad neutra o ND

En fotografía es habitual el uso de filtros. Por lo general, los más usados son: Circular polarizado (CPL) y Ultravioleta (UV). Si además eres fotógrafo de Blanco y Negro (especialmente en analógico) es probable que también uses filtros de color. Sin embargo hoy voy a escribir sobre otro tipo de filtros que considero útiles y que es bueno tener entre nuestro equipo.

Se trata de los filtros de Densidad Neutra o ND.





¿Densi qué? 

Los filtros de densidad neutra sirven para limitar la cantidad de luz que pasa por nuestros objetivos hasta el sensor. 

Se reconocen fácilmente por ser oscuros (desde grises oscuros hasta casi negro).

Los hay tanto circulares de rosca como de gelatina cuadrados para portafiltros.

Dichos filtros tienen distintas graduaciones, siendo ND2, ND4 y ND8 los más conocidos y usados.

¿Para qué se usan?

Como expliqué antes, estos filtros modifican la cantidad de luz que entra al sensor.

Ahora imaginemos un día veraniego soleado, a medio día, que va uno ciego con tanta luz.  Te encuentras en un lugar casi paradisíaco donde hay un río y quieres que dicho río se vea con efecto bruma. Lo normal para ello es usar una velocidad baja. Pero claro, si hay tanto luz, tal vez estás disparando a una velocidad 1/1000 o similar y ya estás usando una apertura cerrada. ¿Hay solución? Sí.

La solución pasaría por usar un filtro de densidad neutra. Dado que reduce la luminosidad sería como si de repente el día se oscureciera y, claro está, a menos luz, necesitarás una velocidad más baja.
Además de en fotografía de paisaje, también son valorados por fotógrafos de arquitectura, ya que al permitirles usar velocidades tan bajas, a la hora de fotografiar edificios con personas en movimiento, estas suelen desaparecer, por la cantidad de tiempo que está abierto el diafragma.

Por supuesto se puede usar en otros casos, pero estos suelen ser los más comunes.

¿Qué graduación comprar?

Lo cierto es que hay bastantes tipos de graduación. Por lo general los venden sueltos o en kit´s de ND2, 4 Y 8. Con estos tendrás suficiente para empezar. Aunque hay filtros desde ND2 hasta ND8192.
Claro está que la compra dependerá de nuestras necesidades. 

Otra cosa importante es que estos filtros se pueden acumular. Es decir, si tienes puesto un filtro ND4 y le acoplas otro ND4, obtendrás un valor ND8.

Eso sí, recuerda que cuantos más filtros pongas delante del objetivo, peor calidad de imagen tendrás al final, por lo que no conviene abusar. Sin embargo, si pones dos filtros no deberías tener muchos problemas.

A continuación os comparto una gráfica para que veáis cómo actúa cada uno:





¿De rosca o en gelatina?

Aunque no sabría darte una respuesta clara, siempre me inclino más por los filtros de gelatina, sean cuales sean.

Pero has de tener en cuenta que a pesar de que ofrecen más calidad, también cuesta más transportarlos, se rallan con más facilidad y necesitas un portafiltros.


Aunque una cosa importante a la hora de escoger un filtro de gelatina, es que estos pueden tener la densidad neutra en todo el cuadro o solo en la mitad. Lo que permite más juego a la hora de usarlos.





Conclusión

Espero que este artículo os haya aclarado dudas sobre estos filtros tan útiles. 

Actualmente no tengo ningún filtro ND, por falta de dinero para comprarlo, pero desde luego compraré uno nada más pueda. Aún así, si tienes dudas y se respondértelas, puedes dejarlas en un comentario.

Hasta pronto.