lunes, 31 de octubre de 2011

La mirada del fotógrafo II: Composición y reglas útiles


Una de las primeras cosas que aprende un fotógrafo novato, además de controlar la cámara, es a componer.

Este es un aspecto muy importante, pues si no se compone bien podemos arruinar una fotografía por impactante que sea.

Pero, ¿en qué consiste la composición en la fotografía?

Dicho a groso modo es colocar el sujeto o sujetos a fotografiar en la fotografía. Pero no es tan sencillo, ese es un primer paso. Hay más cosas a tener en cuenta. Además de organizar los sujetos en la fotografía, también hay que hacerlo con sentido, con armonía y equilibrio.

Algo que nos ayudará a hacerlo es tener en cuenta los siguientes puntos:

Identificar el centro de interés

Esto nos ayudará a tener una idea de la que partir. A partir de ese centro de interés, o sujeto principal, compondremos el resto de la fotografía. Esta es la regla más importante, ya que si no sabemos qué vamos a fotografiar, no haremos ninguna fotografía.


Rellenar el encuadre

Esto no significa que tengamos que cargar nuestra imagen con todos los detalles posibles, en fotografía generalmente menos es más.

Rellenar el encuadre significa hacer que el centro de atención de la imagen ocupe la mayor parte del encuadre. Imagina, por ejemplo, un paisaje y en dicho paisaje un puntito que apenas ocupa el 10% de la imagen. Obviamente el centro de atención es el paisaje, no la persona que queríamos fotografiar. Ahora bien, si esa misma fotografía la hacemos, pero de modo que la persona ocupe 2/3 de la imagen, haremos que nuestro sujeto sea el motivo principal y, a la vez, explique que está en un lugar con un bello paisaje.





Haz buen uso de las línea visuales

Las lineas en fotografía pueden ser un gran aliado si sabemos ponerlas de nuestra parte, ya que nos sirven para, entre otras cosas, dirigir la mirada de quien visualiza la fotografía.

Es importante tener esto en cuenta ya que si nuestro sujeto está a la derecha de la imagen y hay unas líneas que van hacia la izquierda, lo que haremos será decirle a la mirada que se aleje del sujeto principal. En cambio, si las líneas van hacia la derecha, impulsarán a mirar hacia el sujeto.





La importancia de la dirección

La regla es la siguiente: “Si hay algo en la fotografía que parezca estar en movimiento, tiene una dirección en la que se mueve”. Esto es algo muy obvio pero de inicio puede parecer difícil de llevar a la fotografía. 

¿Cómo hacerlo? En jerga fotográfica lo llamamos “dejar aire”. Esto significa dejar espacio en la dirección en la que se mueve el sujeto. Si fotografiamos un coche que entra por la izquierda hacia la derecha, deberemos dejar un espacio vacío en la derecha, dando a entender que el coche va hacia allí. Esto no solo dotará de realismo a nuestra imagen sino que dará más información al cerebro de las circunstancias de la escena.





Repite, repite y repite elementos, el efecto “Pattern”

De entrada quiero dejar claro que no estoy diciendo que tengamos que repetir un mismo motivo hasta la saciedad en nuestras imágenes, ni tampoco que lo hagas siempre. Esta regla funciona bien en algunas circunstancias, por lo que es importante estar atento a cuando puede usarse. Además hay que tener en cuenta que no tiene porqué rellenar todo el encuadre.

La repetición de algunos elementos en nuestras fotografías pueden aportar factores psicológicos como el sentido de la unión o el compañerismo.

Por ejemplo, a veces será bueno fotografiar un gato y, en otras circunstancias, fotografiar tres gatos jugando en la misma escena. 





El número mágico: 3

En fotografía existe un número especial, denominado el número mágico. Este número es el 3. 
¿En qué se aplica? En fotografías en que se repitan los motivos. Por ejemplo, si fotografiamos un balcón con macetas, es mejor que hayan tres a que hayan diez. ¿Por qué? Por que diez saturan la imagen de información y al final la fotografía puede perder sentido. En cambio con tres se da una información suficiente y que es agradable al cerebro cuando lee la fotografía.

Un artículo que leí hace tiempo decía: “Un solo elemento transmite soledad. Dos elementos quedan demasiado perfectos y equilibran en exceso la imagen. Cuatro son demasiados para organizarlos...” Por eso tres es un buen número que, además, suele ser muy atractivo para las personas en fotografía.





Ten en cuenta el lenguaje de los colores

Los colores nos hablan, aunque en un lenguaje algo especial, el de los sentimientos y las sensaciones.
Los colores se agrupan en dos grupos, los cálidos y los fríos (Ejemplo de cálidos: Rojo y Amarillo. Ejemplo de fríos: Verde y Azul).

Cuando tomamos una fotografía tenemos que tener en cuenta los colores que entrarán en el encuadre, ya que estos van a afectar psicológicamete al observador. Por ello tal vez queramos expresar una sensación, como la soledad, y un color cálido, como el amarillo de un día soleado no causará el mismo efecto que una luz azulada y fría que transmita esa sensación de soledad con más fuerza.

Otro tema importante a tener en cuenta con los colores es el contraste de estos. Esto es la diferencia de luminosidad entre las partes más claras y más oscuras de nuestra fotografía.

También podríamos mencionar el blanco y negro, pero eso lo haremos en otro capítulo.






“El vacío” o espacio negativo

Esta regla está opuesta a otra que vimos antes, la de rellenar el encuadre. A diferencia de la otra, esta sí busca que nuestro sujeto principal no ocupe todo, sino que ocupe una pequeña parte.

Ahora bien, el resto del espacio no ha de contener demasiada información, por lo que generalmente se suele rellenar con fondos de color uniforme o negros y blancos.

Se usa para transmitir sensaciones de soledad, calma, aislamiento... Pero, por lo general, usaremos otras composiciones para transmitir estas sensaciones, por lo que no lo usaremos demasiado.




Aprende a buscar la S

Las curvas en fotografía, especialmente las que tienen forma de S, son un elemento muy recurrente. Sirven para transmitir movimiento, dirigir la mirada o expresar sensualidad, según el elemento principal.
Por ejemplo, tenemos las curvas de una persona o las curvas de un camino.





No te olvides del 3D

Aunque las fotografías se tomen en 2D, tienen que tener cierta tridimensionalidad. Esto se logra al poner el sujeto principal en un plano distinto del fondo, así conseguimos una profundidad de campo que dote de esa tridimensionalidad nuestra imagen y no sea plana.

¿Qué hay que tener en cuenta? Primero que el fondo y el primer plano no se contradigan ni obstaculicen. Esto se ve muy claro en la fotografía macro, en la que en un primer plano se puede situar una mariposa y el fondo ser una mancha uniforme de color verde. De este modo el fondo no distrae la atención de la mariposa.

Para aplicar esta regla tenemos que aprender a hacer buen uso de la PDC o profundidad de campo, la cual variaremos con la apertura de diafragma.





Colocar el horizonte correctamente

En fotografía el horizonte no tiene porqué ser solo la línea que separa la tierra del cielo. Puede ser cualquier línea que separe dos cosas de forma contrastada. Por ejemplo una línea que separe dos colores en una pared, o la línea que separa un muro del fondo. 

Pero lo que hay que tener en cuenta es que no debemos colocar esta línea del horizonte, o divisoria, en el centro de la imagen. Si lo que fotografiamos es una puesta de sol sobre el mar, sería conveniente que la puesta de sol (el cielo) ocupe 2/3 de la imagen y el tercio inferior sea ocupado por el mar. 

¿Por qué? Porque si lo situamos en el centro estaremos dando una sensación de excesivo equilibrio que dotará de monotonía a nuestra imagen y que tampoco dejará entender bien cual es el sujeto principal.
 En el caso de la puesta de sol que hemos mencionado, si esta ocupa 2/3 estaremos diciendo que ese es el sujeto principal, pero al añadir el mar en el otro tercio, incluimos en la descripción que es una puesta de sol sobre el mar, dando así más detalles que harán que nuestra fotografía cobre más sentido. Lo mismo ocurre en otras circunstancias.





¿Falta alguna?

Aunque parezcan muchas no son fáciles de aplicar una vez las tienes un poco en cuenta, las aplicaremos por inercia. Y de hecho estar reglas son generales, cada tipo de fotografía tiene también sus propias reglas. Pero dentro de este grupo general hay otra regla que, normalmente, tenemos que entrenar un poco más y que es importante: “La regla de los tercios”.

Pero dado que este artículo ya está siendo un poco largo, las veremos en la próxima entrega.

Eso sí, como conclusión me gustaría recordar que las reglas están para romperse. Las usaremos en la mayoría de nuestras fotografías, pero en otras el no aplicarlas puede dar otro significado muy atractivo. Con el tiempo y la práctica descubriremos cuando usarlas y cuando romperlas.

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