En cierta ocasión Juan y Pedro decidieron ir a dar un paseo por un pueblo que no conocían. Allí hicieron muchas fotografías a los distintos monumentos, edificios, calles...
A media mañana fueron a comer a un parque. Tras comer decidieron hacer una fotografía allí. La foto consistía en que Pedro estaría tumbado en uno de los bancos del parque y Juan le retrataría.
Juan se pone a una cierta distancia de Pedro y el banco, para encuadrar toda la escena y, de repente dice: “Voy a agacharme, como hacen los buenos fotógrafos”. Entonces se pone de cuclillas y dispara la foto a la altura a la que estaba Pedro. Le gusta cómo queda la foto.
Esta escena me sirve para explicarlos lo siguiente: “En mayor o menor modo todos tenemos una conciencia fotográfica”.
La ciencia ha demostrado que incluso en civilizaciones de la selva, donde no tienen las leyes del “supuesto” mundo civilizado, allí también ven con malos ojos cosas tales como el robo o el asesinato. ¿A qué se debe esto? A que tienen conciencia, algo con lo que todos nacemos y muchos pierden...
En términos fotográficos todos, tanto fotógrafos como quien solo ha disparado una foto en su vida, tenemos una conciencia fotográfica. A diferencia de la conciencia moral, no nacemos con ella, sino que a lo largo de nuestra vida se va creando y madurando.
A medida que conocemos más cosas, que vemos a otros fotógrafos, etc... se va formando esta conciencia fotográfica en nuestras mentes.
Por ejemplo, en el caso antes ilustrado, de Pedro y Juan, este último decidió “agacharse como hacen los buenos fotógrafos”. Seguramente en su vida ha visto a uno o más fotógrafos hacer fotografías de este modo, pero su frase denota que no sabe el porqué realmente; para el solo queda mejor.
La explicación seguramente todos la sabemos: La fotografía se toma a la altura de los ojos del retratado, lo que hace más agradable la fotografía, al contrario que si la hubiera tomado de pie, que habría sido un picado.
Antes de empezar a a tomarme la fotografía en serio, cuando solo sabía apretar el botón de disparo y enfocar manualmente, ya aplicaba la regla de los tercios. No sabía ni que era, ni que existía. Pero muchas veces, al encuadrar me decía a mi mismo que muchas fotografías que había visto, solo en contadas el sujeto estaba en el centro.
¿A qué se debía esto? Bien, como he explicado, yo “había observado” en otras fotografías cómo se aplicaba la regla de los tercios y, por ello, la aplicaba aun desconociéndola.
Psicológicamente hablando todo este tema me parece fascinante, aunque seguro que a ti ya te empieza a aburrir un poco, así que iré concluyendo.
Con este artículo he tratado de explicarte de otra manera que ver fotografías de otros fotógrafos, saber cómo trabajan, qué piensan, etc... puede serte más útil de lo que creas.
Se de personas que no creen necesario ver fotografías, pero eso es una idea errónea. En este caso se usa el termino Retroalimentación. Esto significa que siempre que veamos una fotografía de otro fotógrafo vamos a aprender algo, ya sea de forma consciente o inconsciente.
Por eso te animo a que no dejes de ver fotografías y no olvides que hasta los grandes maestros tienen cosas que seguir aprendiendo. Entrena tu "conciencia fotográfica". Tenerla no significa hacer fotos que ganen premios, pero si te ayudará a tomar mejores decisiones a la hora de disparar.
Un saludo.
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