Escribo este artículo en base a que yo en su momento tuve mis dudas y hace poco un razonamiento acabó de darme la respuesta. Si ese es tu caso, espero que este artículo te ayude a entenderlo como me ayudó a mi en su momento la aclaración.
Como fotógrafo aficionado, en especial cuando empecé hace ya 2 años, me surgió la duda de si denominarme fotógrafo. Está claro que ni entonces, ni ahora, me gano la vida con ello, si bien ahora de cuando en cuando caen algunas monedas algo efímeras.
Hasta hace bien poco entendía que el fotógrafo solo podía llamarse así si era un profesional. ¿Y qué es un profesional en fotografía? Muy sencillo. El profesional es el que se gana la vida fotografiando. El que vive de ello, ya sea en su totalidad o a jornada partida, pero que le reporta bastante beneficio.
Claro, yo he dicho que me gano algunas monedas. A ojo de buen cubero, diría que en estos dos años he ganado como 300€, por lo que no me puedo considerar un profesional.
Entonces, ¿qué soy? ¿Cómo denominarme?
Al principio cuando me definía, lo hacía diciendo que era estudiante de fotografía. Si bien entendemos un estudiante como el que hace un curso, mi curso era el de muchos, internet. Pero este término nunca me convenció.
Luego pasé por la fase de denominarme aficionado a la fotografía, de ahí el título de este blog Desde luego es un título que sí concuerda más con mi realidad.
Pero entonces escuché en un podcast la aclaración. Una evidencia tal que me da vergüenza no haberla comprendido antes.
Fotógrafo es toda aquella persona que hace fotografías, sea profesional o sea aficionado.
Ahora bien, dentro del término fotógrafo no va implícita la palabra profesional, que es la que a mi me generaba dudas. Muchas personas creen que solo es fotógrafo aquel que se gana la vida con ello.
Tras la aclaración, sí, soy un aficionado, pero desde ya mismo también soy un fotógrafo.
Por cierto, una pregunta, ¿cómo es posible que haya gente que se gana la vida haciendo fotografías que una porquería y haya otros que hagan fotografías increíbles y no les llegue ni para una cerveza? ¡Qué injusticia! Y no lo digo por mi.
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